La eterna disputa
entre el derecho natural y el derecho positivo se refleja en esta frase que fue
expresada por Fernando I, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
¿Es la justicia una
creación humana y, en tal virtud, sólo el derecho positivo daría cuenta de lo
que es verdaderamente justo? Esto parecía creer Fernando I. Para él, el Estado
y sus leyes deben ser respetadas en su integridad. Es la única manera de
alcanzar la rectitud.
En el libro una idea
de la Justicia de Amartya Sen nos presenta dos palabras del sánscrito, que
refieren al concepto de justicia: niti y
nyaya. El niti sería “la idoneidad de
las instituciones y la corrección del comportamiento”, por su parte el nyaya,
se orienta más a la evaluación de dichas instituciones, pero “ligada al mundo
que realmente surge y no sólo a las instituciones o reglas que tenemos por
casualidad”
El pasado 2 de abril,
cientos de personas salieron a las calles a manifestarse contra el gobierno.
Una de las razones de la manifestación consistía en su oposición al proceso de
paz con las guerrillas. Me parece que el concepto de justicia de quienes
rechazan el proceso de paz puede enmarcarse dentro del positivismo, bajo los
siguientes postulados: La justicia no puede ser imperfecta; el Estado (la
patria) debe tener preminencia sobre cualquier individuo; las leyes no son
negociables, aunque con ellas perezca el mundo.
Cuando Amartya Sen
habla sobre las reglas que tenemos por casualidad encuentro, por ejemplo, muy aproximado
a ese concepto de casualidad, la actual ilicitud del narcotráfico. Uno de las
cosas que parecieran más aberrantes en una negociación de paz es una eventual
subsunción del delito de narcotráfico en el de rebelión. Sería abominable para
los positivistas, que se plantee la posibilidad de conexidad de estos dos
delitos. Sin embargo, existe y desde hace muchos años, sin objeción alguna, la
conexidad del delito de homicidio con la rebelión. Así como se ha reconocido
que el homicidio no tiene relevancia jurídica cuando se produce contra un
guerrillero en medio de un combate.
El tráfico de drogas
es ilegal sólo por la casualidad temporal y económica. La guerra del opio no se
dio para evitar que se consumiera ese alcaloide, sino para evitar que se
prohibiera su consumo en China; ya todos sabemos lo que ocurrió en Chicago
antes y después de la legalización del Alcohol; poco a poco el consumo de
marihuana tiene menos incidencia jurídica en los Estados Unidos…
De ahí que a mí me
parezca irrelevante si existe o no conexidad del delito de producción o tráfico
de drogas con el de rebelión; siempre y cuando la imperfección de las
situaciones actuales pueda ser corregida, aunque se un poco.
Popayán, 6 de abril de 2016
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