Ahora es Bruselas y no
encontramos respuestas efectivas contra el terror. El miedo es un instrumento
que ha sido utilizado durante toda la historia de la humanidad. Para ganar las
guerras, para evitarlas o para negociarlas. Para convencer sobre un argumento y
para imponer una fe.
Moisés introdujo miedo en el
Faraón y en el pueblo egipcio a través del poder de desatar las plagas y la
muerte de los primogénitos, para terminar con la esclavitud del pueblo hebreo
en Egipto. No fueron pocas las batallas que Simón Bolívar ganó sin que fuera
necesario empezarlas. Su fama de feroz y despiadado con el enemigo, lo precedía
en su andar. El temor a una eternidad de flagelaciones, tormentos y rechinar de
dientes se presenta como consecuencia de no obedecer a Dios.
El terror utiliza nuestras más
profundas debilidades: la posibilidad de pérdida de nuestros seres queridos, la
posibilidad de la ruina y del hambre; del infierno. Probablemente sean las
mismas cosas las que temen los terroristas. Creo que los fundamentalistas
musulmanes tienen miedo de occidente; de su política, de su economía, en fin,
tienen miedo de la razón de occidente; tienen miedo del fundamentalismo de la
razón.
Es producto de la razón que
nuestra sociedad, nuestra economía, nuestras formas de asociación política
existen como las conocemos. Faltan aún muchos siglos más de aciertos y rechazos
de razonamientos inválidos, pero creo que aún así, es a lo único que podemos
apelar cuando el terror nos invade.
Y no creo que la razón nos indique
que la única forma de combatir el miedo al terrorismo sea sembrando más miedo
en los terroristas. Cerrando fronteras, desconociendo la cultura árabe y los
profundos beneficios que nos ha traído a la humanidad, creyendo que el islam es
la fuente del odio.
Al contrario; creo que la razón
nos podría decir que lo opuesto al miedo no es la valentía, sino la confianza.
Que la única manera de reducir el miedo de los terroristas es mostrando que no
hay nada qué temer.
Después de lo de Bruselas, de
nuevo los políticos, que se dicen hijos de la razón occidental, vuelven con
discursos xenofóbicos, violentos, retardatarios que, no sólo no apaciguan
nuestras heridas, sino que los vuelven a utilizar como arma que favorece sus argumentos.
¿Qué vamos a hacer? Cerrar las
fronteras, no recibir inmigrantes, expulsar a los que ya lograron entrar. Vamos
a atacar con mayor decisión las posiciones de ISIS en Siria; y si Rusia retiró
sus tropas, pues vamos a pedirle que las regrese.
Popayán, 23 de marzo de 2016
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