sábado, 21 de mayo de 2016

Miedo y razón

Ahora es Bruselas y no encontramos respuestas efectivas contra el terror. El miedo es un instrumento que ha sido utilizado durante toda la historia de la humanidad. Para ganar las guerras, para evitarlas o para negociarlas. Para convencer sobre un argumento y para imponer una fe.

Moisés introdujo miedo en el Faraón y en el pueblo egipcio a través del poder de desatar las plagas y la muerte de los primogénitos, para terminar con la esclavitud del pueblo hebreo en Egipto. No fueron pocas las batallas que Simón Bolívar ganó sin que fuera necesario empezarlas. Su fama de feroz y despiadado con el enemigo, lo precedía en su andar. El temor a una eternidad de flagelaciones, tormentos y rechinar de dientes se presenta como consecuencia de no obedecer a Dios.

El terror utiliza nuestras más profundas debilidades: la posibilidad de pérdida de nuestros seres queridos, la posibilidad de la ruina y del hambre; del infierno. Probablemente sean las mismas cosas las que temen los terroristas. Creo que los fundamentalistas musulmanes tienen miedo de occidente; de su política, de su economía, en fin, tienen miedo de la razón de occidente; tienen miedo del fundamentalismo de la razón.

Es producto de la razón que nuestra sociedad, nuestra economía, nuestras formas de asociación política existen como las conocemos. Faltan aún muchos siglos más de aciertos y rechazos de razonamientos inválidos, pero creo que aún así, es a lo único que podemos apelar cuando el terror nos invade.

Y no creo que la razón nos indique que la única forma de combatir el miedo al terrorismo sea sembrando más miedo en los terroristas. Cerrando fronteras, desconociendo la cultura árabe y los profundos beneficios que nos ha traído a la humanidad, creyendo que el islam es la fuente del odio.

Al contrario; creo que la razón nos podría decir que lo opuesto al miedo no es la valentía, sino la confianza. Que la única manera de reducir el miedo de los terroristas es mostrando que no hay nada qué temer.

Después de lo de Bruselas, de nuevo los políticos, que se dicen hijos de la razón occidental, vuelven con discursos xenofóbicos, violentos, retardatarios que, no sólo no apaciguan nuestras heridas, sino que los vuelven a utilizar como arma que favorece sus argumentos.

¿Qué vamos a hacer? Cerrar las fronteras, no recibir inmigrantes, expulsar a los que ya lograron entrar. Vamos a atacar con mayor decisión las posiciones de ISIS en Siria; y si Rusia retiró sus tropas, pues vamos a pedirle que las regrese.

Como en la época de las cruzadas, vamos a dar a entender, por la fuerza, que la única religión verdadera es la nuestra; la del capital; la de la contaminación; la de la libertad para comprar armas y defendernos; la de razas genética, física e intelectualmente superiores.

Popayán, 23 de marzo de 2016

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