sábado, 21 de mayo de 2016

La democracia versus el interés individual

Si hay algo que me queda claro con los resultados de las elecciones para la Asamblea de Diputados en Venezuela del pasado 5 de diciembre, es que el régimen despótico y autocrático que gobierna en ese país está ahí, porque el pueblo venezolano así lo había querido.

Y así lo había querido, porque con un petróleo a 120 Dólares por barril (que llegó a estar) y con una economía, cuyas divisas derivan en un 96% del petróleo, pues no había lugar a la queja.

La democracia es pues, un instrumento maleable. Si el petróleo no tuviera los precios que tiene ahora, sino que se hubiese mantenido por las nubes, el régimen Chavista no fuese ni menos despótico, ni menos autocrático, ni menos vulnerador de los derechos y de las libertades individuales, pero muy seguramente, hubiera triunfado.

No en vano, dentro de las prioridades de los nuevos miembros de la Asamblea de Diputados de la Mesa de Unidad Democrática no está el mejoramiento económico de Venezuela, pues para continuar con su proceso político se requiere que las condiciones económicas actuales se mantengan, o desmejoren.

Ese el gran problema de la democracia, creo yo. Pensamos que la democracia es como el sistema económico de mercado, en el que por virtud de la “mano invisible” la suma en la búsqueda de bienestares individuales concurre en decisiones políticas acertadas. Pero lo cierto es que, el interés colectivo, generalmente es inversamente proporcional al interés individual.

El interés colectivo indicaría que necesitamos más parques, menos carros en las vías, o aire más limpio. Sin embargo individualmente necesitamos más casas, más carros y más industrias.

Históricamente las revoluciones políticas más determinantes no se han dado, sino gracias a la limitación de ciertos intereses individuales. Desde la firma de la Carta Magna en Inglaterra, pasando por las revoluciones norteamericanas y francesas, hasta las revoluciones latinoamericanas de los 1800.

Esta nueva revolución democrática que se empezó a gestar en Venezuela el pasado 5 de diciembre no es diferente. Ojalá los venezolanos se hubieran dado cuenta desde antes, que el régimen no es bueno o malo en función del precio del petróleo.

Pero lo mismo sucede aquí y en todo el mundo democrático. Pensemos por un momento si convendría que en Colombia las viviendas bajaran de precio y ser más asequibles para todos. Creo que instintivamente todos diríamos que sí, pues claro.

Pero si ese desastre llegara a ocurrir, además de la pérdida de las viviendas, lo  que vendría inevitablemente, sería la pérdida de las elecciones del gobierno de turno.


Popayán, 9 de Diciembre de 2015

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