sábado, 21 de mayo de 2016

El salario mínimo

Para muchos, con toda razón, el salario mínimo decretado por el Gobierno Nacional es una afrenta a los trabajadores, pues el monto determinado no consigue cubrir una canasta básica de bienes y servicios, máxime cuando los datos de inflación del año pasado revelan un alza general del 6,77% en los precios al consumidor.

Por otro lado, teóricamente, en el sistema económico de mercado la fijación del salario mínimo trae consigo ineficiencias. Se dice que si el precio del salario estuviera fijado libremente por el mercado, no debería existir desempleo y el desempleo es, por supuesto, un uso ineficiente del factor trabajo.

Desde la edad media, los escolásticos pretendían hacer formulaciones universales sobre la justicia en los precios de las cosas. Se decía que el precio de las cosas, para que fuera justo, debía atender a la calidad de la persona que estaba involucrada en su producción, con el objeto de que con el pago que se le hiciera pudiese mantener su status.

Sin embargo, en el fondo lo que existe es el reconocimiento del mercado como fuerza que fija los precios de las cosas, pues es sólo aquello que tiene mayor reconocimiento para los demás lo que logra un mejor status y, luego, por supuesto, un mejor “precio justo”.

El salario mínimo legal es una fijación externa al mercado y afecta su funcionamiento de manera considerable. Es por ello que vale la pena reflexionar si es necesario o no que exista salario mínimo legal y si la justicia en su monto es producto de que con él se logre satisfacer las necesidades básicas, o si la justicia deviene precisamente por ser producto de la libertad en la fijación producto de la interacción de oferta y la demanda.

Yo me inclino por pensar que el salario mínimo fijado estatalmente es necesario, porque el reconocimiento de ciertas labores por la sociedad es formado a partir de una deficiente información sobre su verdadero valor. Me explico a través de lo que considero es una paradoja deportiva: siendo en el fútbol tan importante hacer goles como mantener la valla propia a salvo de ellos, un gol marcado, necesariamente es igual que un gol evitado. Sin embargo, por regla general, el goleador es mejor remunerado que el portero o que el defensor, ¿Por qué?

Los aficionados somos más proclives a recordar goles que atajadas o jugadas de marcación; así como a recordar más a goleadores, que a arqueros o la línea posterior del equipo; por ello es quizá que pese a que, generalmente haya dos delanteros por un solo portero, (mayor oferta de delanteros) es más rentable para un equipo tener en sus filas a goleadores reconocidos; pero esto entraña, a mi juicio, una injusticia.

En un sistema de fijación del salario mínimo mediante la interacción de la oferta y la demanda, serán los trabajos no calificados, aquellos con mayor oferta, los que tendrían un precio significativamente más bajo que el que actualmente estaría fijado legalmente. Pero, a la vez, ello proviene de la la información incompleta sobre la participación de estas labores “no calificadas” en la producción total. Entonces tendemos a sobrevalorar el trabajo más visible; el de los delanteros de las empresas y no el de los cientos de arqueros o defensas que hacen que la valla propia resulte invicta o con menos goles.

Es poca la información sobre la productividad de amas de casa, de personas que prestan servicios domésticos, de la productividad de la vigilancia o de los albañiles. Sólo tenemos interés por los trabajos de los señores, por el valor de los activos, o por los metros cuadrados que se han licenciado. Seguramente porque es una condición natural del hombre valorar más su trabajo que el de los demás.


El valor de las cosas es para mí, quizá uno de los temas más apasionantes de la economía y aunque la teoría subjetiva del valor nos explica muy bien la creación del valor y de riqueza general a partir de la valoración diferenciada que las personas hacen de las cosas, creo que esa teoría deja por fuera la información como elemento sustancial para formar esa subjetividad

Popayán, 6 de enero de 2016

No hay comentarios: