miércoles, 4 de noviembre de 2015

¡MANTENER LA DEMORACIA, MAESTRO!

Esa es quizá una de las frases más populares y más mediatizadas que se produjeron durante la retoma del Palacio de Justicia hace 30 años, el 6 de noviembre de 1985. La pronunció el Coronel en retiro Alfonso Plazas Vega, a la sazón, Comandante de la Escuela de Caballería, cuando un periodista le preguntó cuáles eran las órdenes.

Para mantener la democracia en esa ocasión, fue menester disparar en contra del Edificio del Palacio de Justicia con cañones de tanques de guerra; disparar hacia todos los flancos y sin discriminar enemigos de protegidos y terminar destruyendo las vidas de insignes hombres, y con la desaparición de algunas personas.

Para mantener la democracia  fue menester, igualmente, realizar ejecuciones extrajudiciales y ocultar sus cadáveres. Para mantener la democracia hubo de ser necesario mantener un absoluto silencio sobre los procederes y las órdenes de los comandantes del ejército. Asimismo, fue necesario censurar la prensa y transmitir en vivo un partido de fútbol Nacional Vs. América de Cali, en el entretanto se desarrollaron todas las operaciones.

Para mantener la democracia fue necesario borrarla de un sablazo. Algunas pruebas reveladas durante todos estos años de investigaciones, conducen a determinar que Belisario Betancourt, Presidente de la República para entonces, no fue atendido como Comandante Supremo de las Fuerzas Militares.

Me pregunto si la democracia es un valor absoluto y un fin en sí mismo. Yo me niego a considerarlo así. Yo creo que la democracia sólo es un medio -uno de los más importantes- con el que se garantizan las libertades individuales, se respeta la vida y se brindan las posibilidades para desarrollar un proyecto de vida.

Estoy lejos, muy lejos de orientar juicios sobre responsabilidades individuales, pese a que existen sentencias ejecutoriadas de la Corte Suprema de Justicia en contra del Jesús Armando Arias Cabrales y de Alfonso Plazas Vega. No obstante, existen evidencias serias; serísimas de actuaciones irregulares y graves durante la retoma del palacio y en eso tiene responsabilidad todo el establecimiento.

La democracia es un valor que se construye difícilmente. Construir la democracia implica años y años de educación en el pluralismo, en el respeto de las ideas ajenas; de investigaciones y aportes desde las ciencias sociales, de instituciones económicas fuertes, de reducción en la desigualdad de los ingresos…

La democracia se destruye fácilmente. Se destruye cuando se desvía el poder de las autoridades democráticamente constituidas. La misma democracia orienta el proceder de las autoridades para limitar las libertades individuales: el del juez para privar de la libertad a alguien, o para obligarlo a pagar sus cuentas; del soldado para neutralizar o dar de baja en combate; de los políticos, para modificar las normas y para ejercer su autoridad.

Una imagen que hace años alguien compartió en redes sociales, me parece que representa exactamente lo que ocurrió hace 30 años: una casa con los floreros rotos, las ventanas quebradas, los muebles destruidos, y al pie de un periódico doblado, yacía muerta una mosca. La imagen estaba acompañada del texto: Manteniendo la democracia, maestro.

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