jueves, 20 de agosto de 2015

Gorreros

Alguna vez leí que la expresión “vivir de gorra” viene del hecho de pedir dinero en las calles ofreciendo la gorra a suerte talego. De hecho, la Real Academia Española reconoce la palabra gorrero como “persona que vive o come a costa ajena”

Como gorrero encontré traducido el término “free rider” con el que se conoce en economía el problema de la toma de beneficios de bienes públicos sin pagar por ellos. Los bienes públicos puros son aquellos que cumplen estas dos condiciones: es imposible limitar el acceso a alguna persona y, la mayor cantidad que se consuma no afecta las cantidades disponibles para otros.

Entonces el “free rider” o el gorrero, aunque no pague, puede beneficiarse de los bienes públicos, porque es imposible que le impiden gozar del mismo. Piénsese, por ejemplo, en el arreglo de la calle principal de un vecindario. Todos los vecinos pagan para arreglarla, pero hay uno que decide no hacerlo y sin embargo puede beneficiarse de una calle mejorada para entrar a su propiedad.

Este problema se ha estudiado también en el ámbito de la filosofía política: ¿Existe un deber moral de cumplir las normas? El filósofo H.L.A Hart, proponía que en tanto yo me beneficie con el cumplimiento de las normas por parte de otros, estoy obligado moralmente a cumplir las mismas normas.

Y es que el cumplimiento de las normas implica un costo. Desde el costo directo del pago impuestos, hasta el indirecto de pagar un parqueadero para no hacerlo en una zona prohibida de la calle, por ejemplo.

El costo de cumplir las normas nunca desaparece, aun cuando quien está obligado a cumplir una norma no lo hace. Lo que ocurre es que quien incumple la norma, traslada su costo a las otras personas que sí cumplen.

Si una sola persona incumple una norma, ese costo se diluye tanto, que resulte casi imperceptible, pero no por ello moralmente permitido y si el incumplimiento es generalizado, los costos socializados son tan altos que se genera ineficiencia.

Por ejemplo, Que mucha gente se cole en Transmilenio, no sólo perjudica a la empresa. Perjudica también a todas las personas que sí pagan, porque todos los mecanismos que se utilizan para restringir el acceso son costosos y esos costos se trasladan al precio de cada pasaje.

Es posible que yo obtenga beneficios cuando hago del espacio público mi taller particular para carros, cuando vendo frutas en un andén, cuando parqueo gratis en la calle, cuando recojo pasajeros en sitios que no corresponde, cuando tomo una mototaxi…

Pero una buena parte de los costos necesarios para obtener esos beneficios se trasladan a los demás; es decir son a costa ajena lo que no me alejaría de aquél que vive de gorra.

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